Según he leído en un artículo, en una entrevista reciente, le
preguntaron a Warren Buffet* si existía la lucha de clases. Y dijo que
sí, y que la iban ganando ellos, el partido de los ricos.
Creo que es necesario asumir
ese estado de lucha de cara a una resistencia y a posibles contraataques. Los
ricos, los muy ricos, cuentan con el apoyo de los partidos liberales (a la
espera de que resurja el fascismo) para ir aclarando el camino a sus máquinas
de extraer dinero; el dinero al que ahora le han echado el ojo, es el de lo
Público y el que se ahorraran recortando sueldos, servicios y derechos. El
objetivo final del partido de los ricos, es hacer de la clase enemiga un
ejercito derrotado y zombi, que le sirva de mano de obra, un rebaño ordeñable
sin esfuerzo, una mera herramienta.
A esta estrategia de los ganadores se van
arrimando manadas de simpatizantes, que si faltos de valores sociales, van
sobrados de miedos y prejuicios, y que al grito de “¡que hay de lo mío!” les
apoyan y votan disciplinadamente cada cuatro años… y ahí es donde estamos
perdiendo batalla tras batalla.
“Le llaman democracia y no
lo es” y es cierto, la palabra “democracia”, en este escenario de lucha de
clases cambia de significado: la democracia es el campo de batalla en el que
nos están masacrando. Puede que no nos guste este juego pero la partida, la
guerra, no se va a parar por que nos neguemos a participar. Con enemigos tan
poderosos no es posible exigir un cambio de reglas en el campo de batalla, no queda más remedio que asumir las impuestas e intentar
ganarles en su propio juego.
¿Pero es posible que
gallinas sin cabeza asuman una estrategia conjunta para acudir a las urnas? La
debacle del PSOE no tiene visos de solucionarse a corto o medio plazo, y parece, que la consigna “PSOE, PP la misma mierda es” ha calado en el electorado; IU,
aun con su muy moderado progreso estadístico, no llega a ganarse la
confianza de los nuevos movimientos sociales.
Mientras 15M, 25S, DRY,
P.A.H., mareas y plataformas siguen abominando de la política y sin saber o
negándose a canalizar ese potencial que mueven en la calle, hacia las urnas. Estos nuevos movimientos sociales, en lugar de aprovechar su tirón para plantar cara a los partidos títeres y continuistas, en una legitima batalla electoral, fomentan la abstención y parecen conformarse con entonar multitudinarios cánticos frente al Congreso, a la espera de que, como en Jerico, la fe derribe sus muros. ¿Acaso es inmoral agrupar toda esta indignación
popular y crear un partido, cuyo único objetivo fuera alcanzar la presencia
suficiente en el Parlamento para aprobar un Proceso Constituyente**? Dejémonos de
falso pudor político y seamos prácticos tomemos el Congreso de una vez por todas, pero con el
arma de nuestros votos.
** http://constituyentes.org/que-es-un-proceso-constituyente/
* Warren
Buffet, en 2012 ocupaba la cuarta posición
según la clasificación de Forbes (serie número 26) , después de Carlos Slim, en
primer lugar, Bill
Gates, en segundo y Amancio Ortega
en tercer lugar.
1 comentario:
Me parece una evolución lógica que debía haberse dado, pero desde un primer momento se renegó de ella porque era "entrar en el juego" de los grandes partidos. El problema es que no encauzarlo por esa vía deja todo muy etéreo y los mensajes y los buenos propósitos se diluyen y se acaban perdiendo.
Otro problema es ¿quién le pone el cascabel al gato?¿sería realmente factible aunar las ideas en un proyecto común siendo capaces de ceder en los aspectos necesarios para crear un consenso?
La verdad es que sería lo mejor, pero sabiendo como somos las personas es complicado sacarlo adelante. Esperemos que seamos más inteligentes de lo que yo creo.
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